marzo 31, 2011

Rutina. Un poema de Héctor Abad Faciolince

Sigamos compartiendo lecturas. 

El presente es uno de los poemas que más me gusta; es tan real y tan sincero que me atrapa, y cuando lo leo pienso en esa rutina, esa incontrolable rutina en que se va convirtiendo nuestra vida; una rutina en la que tal vez ya muchos maestros han caído y, simplemente, no se dan cuenta, no lo perciben, no lo sienten. La vida pasa plana y con ello se van disolviendo los sueños, los ideales y las esperanzas de una sociedad más habitable y menos traumática...


A Ricardo Bada

Esa felicidad,
esa seguridad
de repetir los mismos gestos cada día.
Exprimir las naranjas,
preparar el café,
tostar las rebanadas
de pan,
untar la mermelada.
Darle a la vida
el ciclo regular de los planetas,
acostarse a las once,
levantarse a las seis,
sentir que cae el agua
tibia, plácida,
encima de tus hombros,
usar siempre
el mismo jabón, el mismo champú,
la misma loción
–la que usaba tu padre–.
Protestar por lo malo
que se ha vuelto el periódico,
el de toda la vida,
el pan de cada día,
y volver a comprarlo
con ese mismo asco resignado
de tener que cagar
una mañana sí y otra también.
Usar siempre los mismos
viejos zapatos que se parecen
más a ti que tus pies.
Vestirte
con el eterno azul
que te vuelve invisible,
felizmente invisible.
Sentir que tú eres tú,
que yo soy yo.
Ir a los mismos sitios,
comer las mismas cosas,
jueves frisoles,
lunes pescado,
sábados arroz...
Visitar a tu hermana todos los veranos
y pensar que envejece,
pero decirle siempre que no cambia,
que no cambie.
Recordar a los muertos
en cada aniversario;
enviar tarjetas cursis
en cada cumpleaños.
Planear de nuevo el viaje
que nunca emprenderemos.
No poder soportar
que ya no haya tranvía,
que hayan movido
la parada del bus
a la otra manzana,
que hayan quebrado los ferrocarriles,
que nadie escriba cartas
y haya que adaptarse
al correo electrónico,
tan vulgar, tan urgente,
la vida un permanente
telegrama.
Resistirse a llevar en el bolsillo
un teléfono,
detestar que el dinero
sea de plástico
y no de plata, de oro o tan siquiera
de papel.
Que el mismo corte de pelo
te lo haga siempre el mismo peluquero,
que tengas siempre gripa por enero,
que el primero
y el quince
llegue la quincena.
Desayunar trancado,
almorzar abundante,
cenar poco,
quejarse de la gota, de la bilis,
de la memoria y de la digestión.
Creer que nunca sueñas.
Recordar ese chiste
de tu única esposa:
“Aquí se picha los viernes
estés vos o no estés vos”,
y hacer hasta lo imposible
cada viernes
por encaramarte en ella
con ganas o sin ganas
porque l’appetito vien mangiando
como dicen en Turín.
Negar que eres un soso,
un rutinario
con el verso aprendido de un amigo:
“La vida se soporta
tan doliente y tan corta
solamente por eso”.
Caminar por la calle ensimismado,
ausente de este mundo,
rumiando en tu cabeza
historias, frases, viajes, desventuras,
crímenes, adulterios, melodramas, incestos,
abortos, heroínas, traiciones, sacrificios,
saber que todo drama
está en tu calavera,
que la gran aventura
ocurre en las paredes de tu cráneo,
que nunca habrá más grande sensación
(orgías, drogas, sueños)
que aquello que imaginas.
Que la vida consiste en perdonarnos
las ofensas que hacemos,
los gestos que no hicimos,
los silencios cobardes,
los fingidos afectos,
las mentiras.
Y escribir cada día,
ganar la lotería
de al menos una frase
que nadie ha dicho nunca,
tener un pensamiento
que todos han tenido,
pero decirlo bien
con todas las vocales,
con todos los sonidos,
con todos los sentidos.
Lograr que la aventura de tu vida
esté en las páginas que escribes,
en los ojos que ahora
pulen un heptasílabo,
quitan o ponen una coma, una tilde, un acento,
en los ojos que ahora se detienen
complacidos tal vez
o entretenidos
en un punto, este punto: .

Publicado por: Laura Giraldo García

4 comentarios:

  1. LAURA, MARAVILLOSO POEMA, ME HIZO SENTIR QUE ES ALGO URGENTE SALIR DE LA RUTINA Y EMPEZAR A VALORAR LOS CAMBIOS SIGNIFICATIVOS, NO SÓLO EN NUESTRAS VIDAS SINO TAMBIÉN EN TODO LO QUE PENSAMOS,HACEMOS O DECIDIMOS, ASÍ LA EXISTENCIA SE VUELVE MÁS LLEVADERA Y SOPORTABLE.
    GRACIAS POR ESE HERMOSO TEXTO QUE NOS HACE REFLEXIONAR...

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  2. John...me alegra que te haya gustado. Y gracias a ti por salir de la rutina y dedicarte, por unos minutos, a encontrarte con este autor que mantiene tan escondida su faceta de poeta. ¡Un saludo!

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  3. Me gusto muchísimo, pero no soy fiel creyente de que todo en la vida sea una rutina, obviamente hay situaciones que se vuelven de esa manera porque es el estado natural de las cosas; el trabajo por ejemplo se convierte en una rutina porque en esta sociedad, en este país como en muchos otros hay que trabajar para comer, entonces el levantarse siempre a la misma hora, el bañarse a la misma hora, el tomar el autobús a la misma hora , hace parte de un “ritual sagrado” que hay que cumplir porque esa es la mecánica de la vida de cada uno, para eso hemos sido programados. Pero aunque existan miles de cosas por hacer a diario, siempre aunque sea por pequeños momentos buscamos salir de la rutina con una pequeña salida a comer, algo diferente e inusual.
    Si todo en la vida fuera una rutina, no habría lugar ni tiempo para el equívoco, pues se supone que cada vez que uno de ellos aparece en nuestras vidas, se abre una puerta que nos muestra que después del error esta la experiencia ¡sí, una experiencia amarga o agridulce que te indica tu próxima parada!

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  4. Buenas noches. Considero también que éste es un muy buen texto que nos recuerda lo inevitable de la rutina, de caer sin querer en el mismo hacer, en los mismos días, donde quizá se nos olvida por momentos que estamos hechos de historia, de esa que día tras día sin que lo notemos, por estar sumidos en la rutina, nos va cambiando y transformando y por lo tanto sacándonos de la misma. Por ello para mí el texto Faciolince es un llamado a estar más atentos y notar con más sensibilidad esos cambios que día tras día se van gestando en cada uno de nosotros, ya que lamentablemente estamos tan mecanizados y programados que no advertimos por ejemplo que hoy amaneció más temprano y oscureció más tarde...

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